Regeneración


Regeneración.

 

Capítulo I

 

            Introducción. Regenerar, es volver a renovarse. Nacer de nuevo una célula. En este caso nacer la persona de nuevo.

 

A. Regeneración.

 

1.1. Regeneración humana.

 

Los seres vivos tienen la capacidad de regenerar, de renovar sus células mientras tengan vida. Así también en Cristo somos renovados, para tener vida en él. Renovados a través de la obra vicaria de Jesús. Y la obra del Espíritu Santo. Ju 5:21, somos engendrado por su Espíritu Santo. 1Ju 5:1, haciéndonos una nueva criatura. 2Co 5:17, recibiendo una nueva vida. Rom 6:4. Siendo participe de su naturaleza divina. 2Pe 1:4.       

 

1.2. Es obra de Jesús su hijo.   

 

            Por voluntad de Dios, Jesús viene y toma un cuerpo humano. Dios le dio el mandamiento de poner su cuerpo por la humanidad y volverlo a tomar, al ser resucitado. Su cuerpo espiritual de gloria, se limitó a un cuerpo humano, con limitaciones humana.

 

            Un espíritu no podría salvarnos. Solo la humanidad del hijo de Dios nos salvó. Es decir: tomo nuestra naturaleza humana para justificarnos delante de un Dios Santo y al mismo tiempo justo. Es incorrecto sostener otra manera de explicar. ¿Cómo? solo fue un espíritu. Pues no tendría lugar la justificación, la santificación, ni la regeneración del ser humano, actos totalmente legales en la justicia Divina. 1Cor 1:30, Heb 10:10

 

            Comprendemos entonces la gran y admirable sabiduría de nuestro Dios creador, al planificar todos estos eventos cumplidos en totalidad por su diestra. Jesús la diestra de Dios, hijo de Dios. Vino en un cuerpo humano para poder redimir al ser humano.  Dejando su trono de gloria. Se limitó a un cuerpo. Y actuó en el poder del Espíritu Santo. El Espíritu Santo del Padre, estaba en Jesús. Y actualmente Jesús está en nosotros. Ju 17:21.

 

            Por otra parte, la manifestación de Jesús, el hijo de Dios, con un cuerpo Espiritual, es visto por sus discípulos en la transfiguración. Mat 17:2. Cuando muere Jesús. Muere su cuerpo humano. Porque Dios no muere. Es eterno. Quien desciende al infierno es el espíritu humano del cuerpo de Jesús. Ya que murió condenado por la humanidad. Efe 4:9.

 

            El Espíritu del hijo. El Espíritu de su diestra se queda con el cuerpo humano de Jesús, quien lo resucita al tercer día. Después de haber ascendido de los infiernos. Efe 4:10. El espíritu de Jesús desciende a los infiernos, y anuncia a los espíritus encarcelados su obra. 1Ped 3:19.

           

            Luego resucita, y va al seno de Abraham con el cuerpo resucitado de los muertos. En este momento, trae cautiva la cautividad. Es decir; los muertos que esperaban su promesa en su venida, los traslada al paraíso. Luc 16:22; Efe 4:8; 1Co 15:6.

 

            Luego se presenta a sus discípulos, y va al Padre a ser glorificado. Ju 20:17. Recibe del Padre el poder para infundir aliento de vida. Al Espíritu Santo de Dios. Ju 20:22. Se le da un Nombre, sobre todo nombre, poder y autoridad. He 4:12. Sobre todo, poder y autoridad por su obra realizada. Mat 28:18.

 

            En resumidas cuentas, poseía Jesús el hijo de Dios, un cuerpo humano, un alma humana, un espíritu humano. Para poder regenerar este cuerpo de muerte. Y darnos uno celestial. 1Cor 15:49. Jesús tuvo que poseer un cuerpo igual al nuestro. Hb 2:14. También poseía un cuerpo espiritual desde la eternidad. Al igual al Padre celestial. 1Cr 15:40.

 

            Por consiguiente, el Espíritu de Dios que había sido profanado entre los pueblos, Jesús lo santifica en su cuerpo. He 1:5. Entonces el Espíritu de Jesús hijo de Dios, de Cristo, del Mesías, lo resucita de los muertos, pues había recibido mandamiento de Dios de hacerlo. Jesús dijo: que tenía mandamiento o poder para ponerlo y volverlo a tomar. Ju 10:17-18; He 2:32.

 

            Mientras el Espíritu de Dios vuelve al padre, al abandonar a Jesús para poder morir en la cruz su cuerpo humano. Mat 27:46. El Espíritu Santo es vuelto a Jesús, después de resucitar e ir a ser glorificado por el Padre, es allí donde tiene el poder de impartir por la promesa al Espíritu Santo al creyente. He 2:33; Ju 20:17.

 

            Y de esta forma venir a morar en cada creyente. Él está con nosotros, con su Espíritu y en nosotros con el Espíritu Santo. Por su parte, Dios estuvo en Jesús con su Espíritu Santo. Jesús actuaba en el poder del Espíritu Santo, mientras estuvo limitado a un cuerpo humano. Ahora su Espíritu está en nosotros porque ya fue glorificado.

 

            En todo caso, el Espíritu Santo de Dios que estuvo con Jesús está en nosotros, como estuvo en Jesús.  Porque Jesús nos santificó en su obra vicaria, en el cuerpo humano. Y con nosotros porque lo prometió, que no nos dejaría solo.  Es así que nuestros cuerpos tendrán la capacidad de ser transformado, por la regeneración. Cuando venga Jesús en gloria. Ju 14:18, Mat 28:20, Ti 3:5, 1Cor 15:51-57.

 

            Dios es Espíritu, es un cuerpo celeste. Al igual es su hijo un cuerpo celeste, con un cuerpo humano glorificado. Y son uno en propósitos, unidad y voluntad. El Espíritu de Dios es uno con el Padre y con el Hijo. Siendo unidos, en toda su voluntad. Nunca harán nada sin la unidad de su voluntad. Al decir la escritura, el Espíritu del Padre, y el Espíritu del hijo, no se está refiriendo a una separación, sino al cuerpo celeste espiritual. Dios y Jesús a su diestra, en unidad espiritual.

 

            En este aspecto, al Jesús separarse de la gloria de Dios, el Espíritu de Dios lo acompaña, y ejerce el poder que no podía ejercer Jesús en su cuerpo espiritual, porque está limitado a un cuerpo humano.  Al separarse su diestra de la gloria de Dios, y venir a poseer un cuerpo humano, queda limitado a ese cuerpo. Y el Espíritu de Dios lo asiste. De esta forma también nos asiste a nosotros los que hemos sido redimidos, por su Espíritu Santo, en los dones espirituales.

 

            Al Jesús poseer de nuevo su gloria, siendo glorificado por el Padre. Tiene la facultad, el poder, la autoridad, de transmitir la promesa del Padre, al cuerpo humano. Así como él la poseía en su cuerpo humano. El Espíritu de Dios, es santo en el cuerpo de Jesús. Y el Espíritu Santo dado en la glorificación de Jesús mora en nosotros. 

 

1.3. La regeneración la obra del Espíritu Santo.

 

            En conclusión. El Santo que mora en nosotros; es el Espíritu Santo, que regresó al hijo cuando Jesús fue glorificado por el Padre. El Espíritu de Jesús, el hijo de Dios mora en nosotros.  Estaba con los discípulos cuando Jesús andaba con ellos. Al Jesús resucitar y ser glorificado estaba en ellos. Y está en nosotros y con nosotros porque no nos dejara solo.

 

            Nuestra regeneración dependió de la obra que hizo Cristo. Una regeneración sin la intervención Divina de Jesús, no es perdurable. Ni tiene la vida eterna. Una regeneración eterna es la que cree en la obra vicaria de Jesús. ¿Y quién imparte esta regeneración? es su Espíritu Santo.

 

En este sentido los profetas anuncian claramente cuál va a ser su obra en el Nuevo Pacto, del Espíritu Santo: seria derramado sobre todo Israel, y sobre toda carne, será dado para siempre, morará en el corazón del hombre, el cual regenerará y santificará. Ti 3:5; Isa 44:3; 59:21; Joel 2:28-29; Eze 36:26-28; Jer 31:33.

 

             

 

 


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